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Edgar Allan Poe llevado a la pantalla grande: La caída de la casa Usher



Un bostoniano que inspiró dos centenares de Films.


Siglo y medio después de su muerte, la obra literaria de Edgar Allan Poe -un autor que no alcanzó a presenciar el nacimiento del cinematógrafo y que, sin embargo, inspiró dos centenares de films- ha provocado una gran abundancia de interpretaciones fílmicas, no siempre apegadas a las búsquedas estéticas del estadounidense. Es la presencia constante de éste durante el último par de siglos, incluso fuera del ámbito literario, la que nos lleva con frecuencia a no percibir su originalidad, y la visceralidad de sus obras más populares hace que los cineastas lo interpreten, una y otra vez, como un mero proveedor de historias y personajes truculentos, salvo ciertas excepciones.


Desde su publicación en 1839, La caída de la casa Usher, una de las obras mejor logradas de Edgar Allan Poe, tuvieron que pasar 89 años para que el famoso relato fuese honrado en la pantalla grande; en una adaptación de los realizadores James Sibley Watson y Melville Webber, rodada en 1928. Una corta película de terror, vanguardista en el manejo del elemento visual. Ese mismo año el francés Jean Epstein, realizaría su propia adaptación del relato corto de Poe, siendo la segunda versión más temprana de esa historia clásica, un film de mayor duración (más de 60 minutos). Epstein, famoso en su día como cineasta pero, también, como teórico y defensor del surrealismo, introduce elementos de otros textos del escritor estadounidense en la trama original: encontramos fragmentos del Retrato oval, Berenice y La tumba de Ligeia.


Pero, fue hasta 1960 que, de la mano del director Roger Corman, La caída de la casa Usher, cobró una nueva dimensión, marcando el comienzo de una relación estrecha entre Corman y los relatos de terror de Poe. De la mano del cineasta se llevaron a la pantalla grande seis adaptaciones del bostoniano, extraídas de las Narraciones extraordinarias en los años sesenta, al lado de su actor fetiche Vincent Price. Esta serie de películas de bajo presupuesto y que pertenecen a la serie B, de la que Corman era uno de sus más fieles exponentes, sumadas a otro grupo de películas del cine de terror: Las novias de drácula de Terence Fisher y La máscara del demonio de Mario Bava, redimensionaron al cine de terror, dotándolo de una capacidad de ir más allá de los esquemas trabajados hasta entonces y que encasillaban al género mismo. En 1960 estas películas estaban hablando de la condición humana enfrentada a sus propios límites, atrapada en una época convulsa y trascendental de la que “El rey de la serie B”, a través de Poe, se iba a erigir en un inesperado cronista.


El relato La caída de la casa Usher posee un encanto particular, como muchos otros relatos de Poe, debido a la recargada ambientación y el paisaje, que nos ofrece plenos detalles lóbregos y espeluznantes, que se antojan un reto para la puesta en escena; y armonizan con una narrativa cuyo eje principal es el terror psicológico, invención atribuida a su autor, y que dentro del abanico de posibilidades de la literatura, su densidad narrativa y su matizada descripción de ambientes, se encuentran cómodamente asentados. Precisamente, las atmósferas de un texto literario tienen un equivalente más o menos cercano a las que puede evocar la puesta en escena de un filme, y este es un filón que algunos directores han sabido aprovechar para crear las lecturas de Poe, tal es el caso de Corman. Sin embargo, la puesta en escena no es el único elemento con el que se ha logrado recrear la visión de Poe de una atmósfera de tensión y malestar. Esos largos pasajes de ensoñación, que consigue Epstein en su muy particular adaptación, reflejan un uso más exhaustivo y ambicioso de las posibilidades del montaje.


A propósito de los 166 años de la muerte del escritor de nuestras pesadillas -y porque "cualquier pretexto es bueno"- les recomiendo estas dos versiones que, con cerca de cuarenta años de distancia entre una y otra, resultan sumamente distintas, pero igual de placenteras. De paso, que valga la pena reflexionar sobre la adaptación cinematográfica, celebrar uno de los relatos más aclamados por la crítica literaria y continuar indagando entre la vasta filmografía inspirada en la obra de Edgar Allan Poe...puesto que, aún quedan muchas reliquias que hallar dentro de una botella...


Jean Epstein (Francia), 1928. Película muda (COMPLETA)

Roger Corman (Estados Unidos), 1960. (COMPLETA. SIN SUBTITULOS)


*Ojo a la adaptación de Epstein, especialmente a la escena del entierro de Madeline; donde una sobreimpresión de imágenes un tanto oníricas, cuya belleza plástica y poética siguen asombrando a las nuevas generaciones, y el ritmo pausado (cual marcha fúnebre), nos crean la sensación de estar viviendo la subjetiva percepción de Roderick Usher ante su fatal perdida.


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