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166 años sin Edgar Allan Poe o del primer gran amor

"No encuentro precisamente ningún placer en los estimulantes a los que me entrego con frecuencia tan vehementemente. No es en verdad por amor al placer por lo que he expuesto a la ruina mi vida, mi reputación y mi razón..."


Ha pasado un siglo y cerca de siete décadas desde que aquel prolífico escritor dejo este mundo...


...El mismo que Cortázar leyó con tanto entusiasmo y se propuso traducirle, nada más y nada menos que su obra completa...


...El mismo que, de acuerdo a lo dicho por sus biógrafos, perdía el conocimiento con tan sólo dos vasos de coñac, al punto de hacerle ausentar de los periódicos donde laboraba por semanas, y que incluso le entraba al absenta (No es de sorprendernos que el protagonista de El Gato Negro acoja el Ginebra como el veneno de su alma)…


...El mismo que, aún después de muerto, es capaz de congregar a sus fieles lectores en torno a su tumba en Baltimore, en el convite de su aniversario luctuoso, y en la celebración de su natalicio; de hecho, existe la leyenda, que no una verdad a medias, de un hombre que visita la tumba del mismísimo tan sólo para obsequiarle tres rosas y una botella de coñac a la mitad. Un hombre de aspecto y vestido (abrigo largo y un bastón de empuñadura dorada), francamente enigmáticos...


...Aquél escritor que resultó ser una influencia notable en los primeros trabajos de H.P. Lovecraft, quien además le dedica un capítulo entero en su célebre ensayo El horror sobrenatural en la literatura...


...El mismo que trabajaba como pocos en sus poemas, cuya forma y originalidad han sido tema de discusión, y que dejaba fluir la pluma cuando su imaginación se desataba, cuando el cuentista se apoderaba de sus sentidos; aquél que supo sacarle jugo a la brevedad, al carácter concreto que posee el relato corto y que tanto disfrutaba y ponderaba Borges...


...Aquél que, sin saberlo, logró quitarle el sueño a quien suscribe, en más de una ocasión...


...Ese mismo que, con sus historias supo develar la naturaleza del ser humano, con sus enfermedades, traumas y complejos... quien prescindió de la fantasía y lo sobrenatural para explicar su propio mundo, y construir sus relatos... el mismo que ponderó el uso de la razón sobre la fe y el dogma...


...El mismo que me hizo darme cuenta de que lo más terrible, tenebroso y escabroso de la existencia no está en otros mundos o en otras dimensiones, sino que reside en nuestro interior...Nuestro mayor miedo tendría que ser descubrir el demonio de la perversidad que corroe nuestras entrañas, y a nada está de sublevar la locura como la forma máxima de la razón y la inteligencia...


El mismo que puso en entredicho la dicotomía: locura, cordura...


...Ha pasado un siglo y cerca de siete décadas desde que, en condiciones jamás reveladas, fue hallado vagando por las calles de Baltimore, un delirante escritor, bautizado por Rubén Darío como El príncipe de los poetas malditos: Edgar Allan Poe, quien en el ocaso de su juicio, en la lamentable decadencia de su virtud, encontró un apéndice a su existencia y pudo prolongar, tan sólo por unos días, su vida... Para hallar por fin la muerte un 7 de octubre de 1849...


...Poe sacrificó la vida a la obra, el destino mortal al destino póstumo...


...Y sin saberlo, se convirtió en el primer gran goce de un joven lector, que hoy le sirve un humilde homenaje.


Si la memoria no me falla, el primer ejemplar en torno a Poe que tuve en mis manos, perteneció a un tío, todavía no sé a cuál, ni cómo fue a dar a mi hogar. Era el año 2008, el título era Relatos Cómicos, la editorial...bueno, ni siquiera la recuerdo. Me llamó la atención que, habiendo escuchado bastante de Poe y de su fama de "borracho" y "poeta maldito" (mi interés por leerlo se incrementó cuando en la secundaria escuché I am the Warlus de Lennon) el título fuera, precisamente, relatos cómicos. Textos escritos por Poe entre 1837 y 1845, publicándolos periódicamente con notable éxito en distintos diarios y revistas norteamericanas.


Según recuerdo, algunos de los textos que reunía aquel compendió eran: El sistema del doctor Brea y el profesor Pluma, El Ángel de lo Extraño, Cómo escribir un artículo de Blackwood, El hombre de negocios, Una situación comprometida, El hombre consumido y La pérdida del aliento... Vaya joyitas...


De Poe...he leído y releído sus relatos, he envejecido...y mucho, desde aquel día en que le conocí. Aún siento un leve escalofrío recorrerme la médula cuando veo pasar un gato negro frente a mí, y no pierdo la fe de conocer algún día a la personificación de Dupin. Y es que, no cabe duda, el primer amor es insuperable.


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